Puede que me deje llevar, o puede que levante la voz, o puede que me arranque sin más y a ver que me dice después. Quiero ser tu perra fiel, tu esclava sin rechistar, que luego me desato y verás. Y a ver que me dice después, son payaso me tiemblan y los pies a su lado, me dice que estoy desconocida y le empiezo a besar. Y a ver que me dice después so cretino y me tiemblan los pies a su lado, me dice que estoy desconocida y empiezo a pensar y a ver que me dice después.. Acércate ya verás, que no se como hacerlo peor, despacito pero muy mal y a ver que me dice después, hago casas de cartón, ayer bebí hasta jurar pero hoy no me levanta ni Dios..
Antes de que me preguntes, no lo sé, no sé si te quiero, no sé si me gustas, no sé ni siquiera si podría estar enamorándome de ti.. Sé que me miras y me pongo nerviosa, que me sonríes y sonrío yo, como na autómata, como si tu sonrisa arrastrara a la mía a través de un hilo invisible, sé que te abrazaría al menos 500 veces al día, sé que el día no es lo mismo si quedamos todos y tu no vienes, sé que me alegro cuando se que te voy a ver, sé que me encantaría saber que piensas en mí... sé que cuando me preguntas "¿Qué tal?", te diría "bien, con ganas de ti.."
La real academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder y define improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente.
Puestos a escoger,
a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad,
como a todo el mundo, supongo.
La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la ética.
Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió.
Un Afroamericano habitando la casa blanca era improbable, pero sucedió.
Que los Barón Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero también sucedió.
Nadal desbancando del número uno a Federer,
Una periodista convertida en princesa,
El 12-1 contra Malta.
El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente por eso no me gusta hablar de amores imposibles, si no de amores improbables. Porque lo improbable es por definición probable, lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar.
Y mientras haya una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo.
Por muy negro que veas el cielo, las estrellas siempre están encima, solo hay que saber donde mirarlas. Se lo enseñé yo, decía que las estrellas no se podían ver en la ciudad y me lié a pedradas con las farolas, nos tumbamos en el capó del coche a mirarlas, estaba precioso, quería abrazarle, besarle.. pero no me atreví, me rozó el dedo meñique y yo escondí la mano, jamás he estado tan enamorada de alguien en mi vida y lo estaré siempre.